Matías Fioretti busca ser campeón con Racing
No venía bien la situación para Racing. Luego de la derrota en el primer cruce, el segundo comenzó con un Ramos apabullando y lastimando sobremanera desde la línea de tres. El cuarto inicial se vio abajo por dieciséis y en el ambiente flotaba la sensación de historia juzgada a favor del Rancho. Pero poco a poco la estructura colectiva se ensambló, las individualidades recuperaron la memoria que los llevó hasta esta instancia decisiva y así, de manera gradual limó la diferencia hasta pasar al frente y quedarse con un triunfo impostergable. Dentro del renacer anímico y espiritual, mucho tuvo que ver la actuación de Matías Fioretti, símbolo de una Academia sanguínea que salió a vender cara su derrota y consiguió llevar la serie a tercer juego. El que disputarán esta noche en Vélez a partir de las 21.30 horas.
«Por suerte pudimos trabajar de otra forma el segundo partido en relación al primero, porque no nos habíamos visto las caras antes y allí supimos realmente cómo jugaba Ramos; a base del partido anterior pudimos corregir algunos pequeños detalles junto al corazón y garra al estilo Racing, pudimos dar vuelta un partido tremendo con todos los condimentos. Encima con mucha gente, la cancha llena, que lo transformó en un hermoso espectáculo. Y orgulloso de mis compañeros porque dejaron en claro que tenemos un corazón inmenso», declara el Mono en el mediodía del jueves, en un alto mientras realiza unos trámites personales.
De lleno en la charla, la misma gira en torno a si cuando el rival sacó rápidas ventajas le vino un deja vu del encuentro anterior y si eso le hizo sentir que todo el esfuerzo realizado en toda la campaña se iba sin poder siquiera mostrar las virtudes del equipo en la final.
«De acuerdo al primer partido hicimos un análisis de lo realizado y planificamos un plan de juego que incluía dejar a Pilotti tomar decisiones y no tanto que las mismas pasaran por sus compañeros. Quizás allí radicó su comienzo con varios triples, pero la verdad, estaba muy tranquilo porque mi equipo en estas circunstancias reacciona; nos ha pasado varias veces y aquí fue en el momento justo. Por suerte pudimos repetir; yo estaba confiado en que lo ganaríamos pero además, el equipo sabía que era a todo o nada y si perdíamos era nuestro último partido. Pusimos lo que debimos poner, porque ellos son más jóvenes, más atléticos y tienen mucho más físico, pero son dos estilos diferentes de juego. En mi caso, traté de hablar, mantener tranquilos a los más chicos y no irnos mentalmente del juego».
La lucha entre dos planteles jerarquizados produjo espectáculos de nivel. El rol de triunfos pudo haber sido al revés y en caso de suceder así, la reflexión era similar: estas finales merecían un tercer partido. Matías asiente:
«Comparto plenamente esa idea, no era justo que uno de los dos se fuese en el segundo encuentro; yo creo que debía ser un partido final el que determinara al mejor y el campeón. Son muy buenos equipos y ambos se reforzaron fuerte; que se vio hasta el momento es una fiesta de TNA, y hasta te diría que de final. Además el público se está portando acorde a eso, con marcos espectaculares. De nuestro lado, iremos a ganar como sea».
Si bien Fioretti sintetizó el espíritu inclaudicable, la figura estelar de Gonzalo Alvarez eclipsó a los demás protagonistas. Lejos de contradecirlo, lo soslaya:
«EL Negro tiene todas las cualidades de un americano. Lo vi un poco desenfocado en el primer juego y al principio del segundo, pero sus ganas de darle todo al club y de salir campeón lo revirtió. Por momentos le dije que se quedara tranquilo, que su momento iba a llegar y por suerte llegó en el suplementario donde realmente la rompió toda. Es un gran jugador, todavía joven y con mucho por aprender; creo que si trabaja un par de aspectos será un jugador importantísimo en cualquier equipo».
Con la cabeza puesta exclusivamente en la finalísima de esta noche, igual hay un resquicio para preguntarle si ya tiene definido su futuro inmediato una vez culminado el Prefederal.
«No, todavía no se sabe nada del futuro. Se están hablando cosas pero nada concreto aún, aunque ojalá pueda quedarme en Racing, porque eso significaría que llegamos al Federal».
Justamente, al hacer mención al club de su presente, la pregunta final va referida a lo que cosechó en su paso por la entidad de Avellaneda.
«Lo que mejor rescato es el grupo humano, humilde y trabajador, porque a ninguno le es fácil. En mi caso, vine de una temporada mala y venir acá me hizo disfrutar el básquet otra vez, por lo que estoy muy agradecido a la gente que forma parte de este proyecto: dirigentes, cuerpo técnico y compañeros. Me quedaré con tres meses y medio inolvidables, potenciado por vestir la camiseta de un grande como Racing. Me gusta la idea de poder dejar mi pequeño grano de arena como para que no se olviden de uno; la verdad me iré con todo eso. Y su hinchada, quien me hace sentir su aprecio, el cual es mutuo».
Matías Fioretti, el caudillo de un Racing que va por la gloria grande ante Ramos.
FOTOGRAFÍA: Tamara Toral para Prensa FeBAMBA