García, técnico campeón con Ramos Mejía
Apenas consumado el triunfo ante Racing, y con ello, la consagración como campeón del Torneo Prefederal, Andrés García, entrenador de Ramos Mejía, se abrazó con sus colaboradores, posteriormente el racimo humano con los jugadores, y de modo inmediato se acercó a la tribuna donde estaba sentada su mujer Cecilia. El abrazo prolongado, emocionado como cúspide de una noche inolvidable para el técnico.
Luego de esa ceremonia íntima a pesar de la multitud en la cancha de Vélez, se cruza con el periodista y el tono de su voz denotó la exteriorización de tantos sentimientos encontrados. El pedido de disculpas y el acuerdo mutuo de conversar pasados algunos días, con las pulsaciones más bajas. Dos semanas después se da entonces la charla, y el comienzo responde a cuáles fueron los sentimientos que lo asaltaron apenas culminó el partido definitorio ante la Academia.
«Era un objetivo que quería cumplir y se nos había ido en la edición anterior; sin dudas tenía una carga grande de emotividad, pero vino de situaciones anteriores a Ramos Mejía. Específicamente cuando estuve en Echague, donde pasé de ser primer entrenador a segundo entrenador; el último año allí tuve una enfermedad, se me manifestó y estuve unos días internado. Una vez transcurrido ese momento complicado, surge lo de Ramos, lo vi inmediatamente como la posibilidad de desarrollar un proyecto. Más que aquella noche donde quedamos eliminados con Porteño, lo primero a mi cabeza fue la sensación dolorosa en Echague, que me pasen de asistente, porque lo sentí como un desprecio. En realidad no me creo mejor ni peor por los resultados pero después de jugar diez años en el club y de haber ascendido con el equipo casi de amateur, donde no cobraba ninguno, al Federal, significó algo para mi», responde Andy.
Frente a la confesión, se le repregunta sobre si lo expresado está en un marco de privacidad y prefiere reservarlo en el off. Se explaya en el concepto:
«Es algo a nivel personal. Yo de Echague me fui bien, conozco a la gente de mucho tiempo pero de todos modos no me pareció correcto lo que hicieron. Me fui, comprendí que ellos tenían ese concepto y lo acepté. Entendí que necesitaba una revancha para demostrarme, sobre todo, que podía estar al frente de un proyecto. Fue doloroso en ese instante porque la decisión significó una rebaja de mi sueldo, ese año había nacido mi hija sumado a la internación. Me marcó esa situación, y por eso el abrazo con mi mujer en el momento que señalás, porque en todos esos instantes estuvo a mi lado».
Luego de la catarsis emocional, deja espacio también a las presiones aledañas tras la tristeza de la gente del Rancho por la eliminación en las semifinales del 2015.
«La eliminación fue un punto de inflexión, pero desde mi lado lo vi como algo más lógico, porque era nuestro primer año, no se si estábamos preparados y comprobar lo crudo que es el Prefederal, donde solo sirve salir campeón. Si bien después pueden haber invitaciones, desde el inicio mismo supimos que solo importaba el primer puesto; nosotros nos pusimos en esa situación y debimos estar a la altura de dichas exigencias. Por más que dispongas del material para hacerlo, la presión y la obligación te genera un montón de cosas. Surgieron muchas ansiedades colectivas y eso sin dudas trajo aparejada una mayor carga emocional»
En su segunda participación, Ramos logró el anhelado objetivo de retornar a las competencias nacionales. Desde su rol, ¿qué aprendió Andrés tras aquella primera participación para no repetir o mejorar?.
«Sabíamos que de hacer las cosas bien, íbamos a llegar a las finales, pero el trabajo consistió en lograr acceder a esa instancia del modo más óptimo. El torneo lo aprovechamos para probar sistemas, situaciones a medida que se daban los resultados, probar formaciones y dar rodaje a algunos jugadores con la consigna de resolver problemas cuando asomaran. Nuestro objetivo primario consistió en saber que al momento de las definiciones, debíamos llegar en el mejor momento. Aprendí del Prefederal anterior que solo servía ascender; obviamente todos los técnicos van a decir que el equipo debe estar listo en los playoffs, pero muchas veces llegar allí cuesta porque en la fase regular jugás dos o tres finales durísimas y el equipo se desgasta», resume el entrenador de Ramos.
Y continúa analizando a su equipo: «También está el hecho que algunos conjuntos tienen como meta llegar allí y una vez conseguido se relajan. En nuestro caso no teníamos otra opción de ser campeones y aprendimos que lo importante era llegar bien en las finales; en ciertos encuentros se notó alguna diferencia por el armado de nuestro plantel y no nos expusimos a grandes presiones o desgastes. Pensamos en organizar el mejor equipo posible, de hecho nos ha quitado presupuesto para su armado pero la mira estaba enfocada en salir campeones o acercarnos lo más posible a la plaza del Federal. Esa fue la enseñanza que nos dejó la participación anterior».
Ya consumado el título, cabe la pregunta sobre si en algún momento le invadió en su cabeza algún miedo o temor por no cumplir el objetivo que no poseía un Plan B en la gente del Rancho.
«No, nunca dejé de pensar que podíamos ser campeones. Sí sostuve que nos iba a costar y un par de veces el equipo no jugó como pretendimos. Me acuerdo el partido con Hacoaj allá, nos complicaron mucho, al igual que con Caza y Pesca; perdimos y estuvimos mucho tiempo fuera de partido, sin quitarle méritos de ser un equipo muy difícil. Con Afalp el primer tiempo estuvimos incómodos. Obviamente en algunos momentos pensé que no podríamos resolver problemas en los cotejos. Pero a la vez sabía que si estábamos bien, el equipo era una máquina y el desafío consistió en lograr que esa situación estuviera en los momentos decisivos. No lo tuvimos contra Racing en el segundo partido, sin agresividad y lo pagamos. De todos modos, tenía la tranquilidad que en los momentos donde no desplegamos un buen básquet, siempre estuvimos a tiro, nadie nos sacó veinte puntos. Y por contrapartida, si mis jugadores estaban enchufados, la diferencia era notoria; por suerte los cuartos y semifinales pudimos sacarlos rápido y nos permitió llegar a las finales en plenitud».
Dichas finales ya fueron comentadas y analizadas. García comenta hacia donde enfocó más su impronta de líder grupal luego de la caída y en la víspera del tercer y crucial cotejo.
«En esos dos días noté haber ingresado en un lugar que no era el más cómodo: el miedo a perder. Por eso me enfoqué en perder el miedo a ganar, y eso solo se conseguía yendo a buscar el partido. Si bien resolvimos algunas cuestiones tácticas planteadas por Racing, lo mejor fue habernos puesto en un modo más agresivo, buscarlos arriba para incomodarlos y no detenernos. El objetivo fue que hasta no sacarles la mayor diferencia posible, no importaban las rotaciones; solo interesaba no dejarles un solo instante donde sintieran que tenían una chance de ganarnos. Y los jugadores respondieron de una manera espectacular; si bien Locura (Martín Cuello) y Kevin (Jerez Pilotti) se lucieron rápidamente, Matías (Cuello) hizo un trabajo espectacular sobre el Negro Alvarez, (Eduardo) Vasirani en los rebotes y defensa, y (Maximiliano) Segón abierto que siempre complica. Lo planteado en la previa fue más mental».
Ahora, en plena etapa de armado del plantel que afrontará la edición 2016/17 del Federal, ya están confirmados los bases (Kevin Jerez y Alejandro Fidalgo), el escolta Leonardo Rodríguez, Juan Ignacio Catalano, Gonzalo Sotelo y Agustín Actis. Restan una ficha mayor y una U22, y en ese proceso están enfocados para llegar al primer día de septiembre, momento estipulado para iniciar la pretemporada. ¿Para qué estará Ramos Mejía en el certamen nacional?. Andy responde:
«En realidad, el objetivo del proyecto es afianzarnos en el Federal como estructura. Van a aparecer cosas nuevas e iremos viendo y mejorando situaciones. Desde lo deportivo, será un equipo competitivo desde la mitad de tabla; si jugamos bien tendremos chance de entrar a playoffs y si no lo hacemos estaremos con lo que pelearán abajo. El foco va en las dos direcciones: por un lado trabajar con la meta de afianzar la estructura y acomodarse con un presupuesto. Entender cuáles son las necesidades del Federal; por el otro lado, trabajar en la mejora del equipo y acomodarlo para pelear lo más arriba posible. Sinceramente será bueno, tendrá herramientas; conozco la categoría y es muy cambiante, irregular, difícil de descifrar. Equipos con pretensiones no terminan jugando bien, otros que son sorpresas, ganás y perdés con cualquiera. Eso lo veremos un poco más adelante, por lo pronto, debemos disfrutar este momento».
Andrés García, entrenador de un Ramos Mejía campeón del Prefederal y pronto animador de la tercera categoría del básquet argentino.
FOTOGRAFÍA: Prensa Ramos Mejía LTC