Matías Núñez, el obrero de Monte Grande
Analizando a los cuatro equipos clasificados al Final Four de la Liga Metropolitana, quizás Monte Grande puede considerarse como el más sorprendente de todos, no porque no tuviese material y plantel para llegar, sino porque las ausencias que sufrió en la fase regular y lo intermitente de su rendimiento, pocos pensaban en una barrida contra Náutico Hacoaj, un equipo con una base sólida de años y nombres de experiencia listos para llegar a lo más alto.
Sin embargo, el conjunto de Marcelo Majstrovic encontró su mejor versión justo en los playoffs y eliminó Náutico Hacoaj para festejar ante su gente el pasaje histórico a las semifinales del torneo. A la hora de explicar los por qué de la ubicación de Monte Grande entre los cuatro mejores, emerge la figura del «silencioso» Matías Núñez, quien se transformó en una pieza fundamental del equipo por su juego solidario y optimista para poder convertir puntos (13.7), poner cortinas y bajar cuanto rebote ande suelto (9.5), tanto en defensa como en ataque.
«Tuvimos nuestra mejor versión en los playoffs, el equipo siempre tuvo bajas, nunca jugamos completos. Por suerte en esta instancia definitoria pudimos llegar enteros y sólidos como grupo. No nos consideramos sorpresa, siempre confiamos en que podíamos jugar mejor y en la serie con Hacoaj lo demostramos, tuvimos unos juegos muy fuertes en defensa y eso fue la clave para ganar», afirmó Matías Núnez, en relación a la clasificación y la buena tarea colectiva en los cuartos de final.
«Mi desempeño durante la temporada se basó más que nada en lo mental, en estar convencido de querer hacer bien mi tarea. Me propuse de que nadie me pueda agarrar ningún rebote en defensa y en ataque darle todas las oportunidades posibles a mi equipo, cargando mucho en los rebotes ofensivos y estar siempre listo para recibir el pase de un compañero. Pienso que al ser un cinco bajo, la intensidad para poder correr la cancha me permitió generarme mayores posibilidades de convertir en contragolpe, como trailer o siguiendo la acción para tomar algún balón suelto», expuso el surgido en Lanús sobre sus «secretos» analizando su tarea individual en Monte Grande.
Las sociedades de juego en un equipo son un valor agregado, una herramienta importante para poder abrir a una defensa o bien sacar réditos de entendimiento en un juego de pareja. En Monte Grande, Nuñez disfruta de las «bondades» de tener dos bases explosivos y rápidos para el pase como Raúl Pelorosso y Lautaro Fraga.
«A Raúl lo conocía muy bien de haberlo enfrentado en inferiores cuando jugaba para Boca y yo para Lanús. Sabía que pasa muy bien la pelota y lee bien el juego de pick and rol, por eso si yo cortino bien y hacía el gesto de la caída al aro fuerte, la bola me iba a llegar. También me entendí bien con Lauti, pienso que en cuanto a los bases estamos tranquilos porque tenemos dos grandes jugadores y nosotros los grandes aprovechamos de sus cualidades para poder ayudar en ataque al equipo», destacó el pivote.
Institución Sarmiento será el rival de la semifinal, justamente un oponente conocido que ya ha vencido a Monte Grande en los dos enfrentamientos. Si bien fueron duelos parejos con derrotas, para Núñez el haber estado incompletos y saber que en esta ocasión de ser un único partido, los juegos previos se toman en cuenta, pero según no son determinantes para definir que equipo tiene ventaja por sobre otro
«Si bien Sarmiento nos ganó los dos partidos por fase regular, los playoffs se juegan de otra manera, para nosotros son antecedentes a tener en cuenta, pero no determinan nada. Ellos saben que nosotros les vamos a competir y que venimos con confianza, son partidos aparte que se lo lleva el que está mejor y convencido de querer ganar. Sabemos que si defendemos como lo hicimos con Hacoaj vamos a tener más chances», indicó el ex Racing Club.
Matías Núñez listo para la etapa decisiva, su manera de jugar, de ser intenso fue una guía para Monte Grande, que tras el espaldarazo de haber sacado a Naútico, sigue soñando con escribir una página más en la historia de la institución «rojinegra».
FOTOGRAFÍA: Gentileza Karina Díaz